¿CÓMO TE GUSTARÍA QUE FUESE LA ESCUELA EN EL 2018?

La escuela y por ende la educación, es como un organismo cambiante. Como cualquier ser vivo de acuerdo a la teoría de la evolución, la escuela evoluciona. El principal motivo de la evolución es la adaptación al medio, bien por cambios en éste, bien por mejora o especialización. En el medio natural, podríamos decir que la evolución es un acto involuntario de las especies. La llamada selección natural impide o dificulta que los seres menos adaptados sobrevivan. El ambiente es más hostil para los menos adaptados.

La escuela dentro de la sociedad se ve obligada a adaptarse a ésta. Continuamente hay cambios en la sociedad, provocados por avances tecnológicos y científicos, por épocas de bonanza o depresión económica, por conflictos armados, por la adquisición o supresión de libertades,… Esto hace que la escuela evolucione, que se busque una mejoría para adaptarse a las nuevas circunstancias. Aunque los cambios sociales son continuos, en ocasiones no son perceptibles hasta que transcurre un tiempo determinado. La escuela tiene que ser altamente sensible a esos cambios y tiene que erigirse en el primer agente de cambio/adaptación de la sociedad a través de la educación de nuestros menores. Para ello tiene que ser una institución fácilmente moldeable, con los recursos adecuados para poder cambiar cuando la sociedad se lo exige y gozar del consenso social y político necesario para poder llevar a cabo una adaptación permanente.

En 2018, después de los 2 próximos mundiales de fútbol (para quien no se haga una idea de cuánto son 8 años), y huyendo de deseos extremadamente utópicos, espero que:

1. La escuela-educación sea uno de los puntos de consenso de nuestros políticos.
2. Los colegios e institutos se conviertan en centros integradores en los que la educación y la transmisión del conocimiento de vanguardia sea lo que prime sobre el resto de las cosas.
3. Los alumnos puedan disponer de todos los avances tecnológicos, ya presentes en la sociedad y utilizados comúnmente por ellos, que permitan que su aprovechamiento en el proceso de aprendizaje sea óptimo y de acuerdo a su manera de recibir, manejar, transmitir y transportar la información.
4. Los padres se erigieran como sujetos activos en la educación y formación de sus hijos, asumiendo sus responsabilidades de acuerdo a una buena política de conciliación de la vida laboral y la familiar.
5. El profesorado sea consciente de que en su formación está el poder adaptar la escuela a la sociedad y mejorar las deficiencias percibidas en el día a día, convirtiéndose en los perfectos guías de aprendizaje.
6. Existan los métodos y procesos de evaluación de la enseñanza, el aprendizaje, los cambios sociales,… que permitan que la escuela y la educación se conviertan en un proceso realimentado, de acuerdo a las exigencias de la sociedad, en el que tomar decisiones, realizar correcciones y realizar un seguimiento adecuado sea rápido y sencillo de acuerdo a datos objetivos evaluados por expertos.
7. La escuela sea el trampolín para el verdadero desarrollo sostenible de nuestra sociedad, cambiando hábitos desde la infancia e incidiendo en la conciencia ecológica de nuestros actos, afrontando y poniendo remedio a uno de los peores males a los que nos enfrentamos en este siglo, el cuidado del medio ambiente y con él, el de nuestra propia existencia.

No es pedir mucho y mejor nos iría.